Funeral Víctor Jara

Caminamos como cinco horas bajo el sol, sin comida ni agua, pero nada importo, nuestros corazones estaban llenos y las emociones se hacían presentes en cada paso que dábamos.

Partimos en la plaza Brasil muy lejos de nuestro destino, caminando entre las banderas rojas y los ojos esperanzados que nos habrían el paso, escuchábamos sus canciones que nos hacían derramar lagrimas, agradeciendo en cada minuto esta oportunidad que nunca pensamos que podríamos tener, pero estábamos ahí viviendo un sueño.

Más de cinco mil personas caminaron junto a él, dándole el merecido homenaje, lanzando claveles rojos a su carroza, gritando canticos en su honor y soportando el calor con la cara llena de felicidad.

Las bandas de música y los grupos de baile no cesaron ni por un minuto entregando alegría a este carnaval, diablos rojos y la muerte acompañaron nuestro caminar.

Al llegar al cementerio visitamos el memorial de los detenidos desparecidos y la tumba de Violeta Parra, que inspira una tranquilidad enorme.

Llegamos al lugar de la tumba de Víctor y había un ambiente hermoso, un joven con su guitarra cantando sus canciones y como treinta personas coreándolas, fue un momento muy emotivo, luego comenzó a llegar mucha gente, y se acercaba el cuerpo con destino a su nueva tumba, su viuda Joan lo acompaño todo el camino se le veía muy cansada, pero es una mujer fuerte que ha tenido que soportar mucho más que esto.

Nos fuimos con el alma renovada, con tranquilidad y felicidad.

Adiós Víctor Jara, hasta la victoria siempre.